Mientras realizaba un trabajo de desarrollo personal, se me ocurrió una analogía maravillosa.
Un cocinero convierte los ingredientes en platos deliciosos. El sabor de los platos depende de la habilidad del cocinero, pero también de los ingredientes.
Esta metáfora puede aplicarse también a las relaciones:
Ofreces ingredientes para una relación, por ejemplo, ser una persona divertida e ingeniosa. Ser generoso. Ser solidario.
La clave aquí es que la otra persona con la que tienes una relación todavía tiene que cocinar esos ingredientes para crear la relación. Tienen que tener cierta habilidad en la cocina, de lo contrario los platos (la relación) no serán muy buenos.
Por otro lado, si tu pareja es una excelente cocinera, y tú no aportas ingredientes frescos y maravillosos a la mesa (tu carácter, el trabajo en ti mismo, etc.) el plato será inferior, de peor calidad que si el cocinero hubiera utilizado mejores ingredientes.
Por supuesto, esto también puede aplicarse a la relación con la pareja: la pareja aporta los ingredientes (por ejemplo, ser solidario, ser amable, ser un ser humano leal). Y tú los cocinas.
En esencia, esto demuestra que la relación depende realmente de ambas partes - sus habilidades y lo que aportan a la mesa. Si quieres tener una buena relación, tienes que elegir una pareja que pueda cocinar tus ingredientes particulares en un delicioso plato para la relación, y tú también deberías ser capaz de cocinar sus ingredientes en un delicioso plato.
Y si tu pareja es una cocinera inexperta (y no está dispuesta a trabajar en ello) debes aceptar una simple verdad: aumentar aún más la calidad de los ingredientes no va a mejorar el plato. Porque la calidad de la relación no está totalmente en tu mano, sino que depende de la pareja.
Y aquí hay otro secreto: ahí es donde, de nuevo, puedes elegir: eligiendo al cocinero adecuado, puedes asegurarte de que tus ingredientes se cocinen en una relación deliciosa, dejando a ambas partes contentas y con ganas de más en el futuro.
Por último, puedes mejorar tus propias habilidades culinarias para convertir tu relación en algo más hermoso. Por ejemplo, siendo más consciente de las cosas bonitas y generosas que tu pareja ya hace por ti y apreciándolas más.
Foto de Jason Briscoe en Unsplash