Ayer vi a una mujer haciéndose un selfie delante de un edificio. Tras pensarlo un poco, me acerqué a ella y le pregunté si quería que le hiciera una foto. Siguió una breve conversación: la mujer estaba encantada de interactuar conmigo. Era una azafata japonesa.
Este es un ejemplo de cómo utilizo mi "regla de una pregunta" para interactuar con otras personas. Si quiero hablar con una persona, le hago una pregunta o un comentario, sólo uno. Veré cómo reacciona y si está interesada (comprometida) en la conversación.
Así les doy a ellos y a mí mismo la oportunidad de comprometernos.
Muchas personas son tímidas y no dan el primer paso.
Aparte de esa primera pregunta, no fuerzo el diálogo: si veo que la otra persona no está realmente interesada o prefiere no seguir hablando, paro.
En muchos casos, resulta sorprendente cómo se desarrollan las conversaciones. He hablado con muchas personas diferentes en mi viaje por Australia, y eso ha enriquecido el viaje.
Foto de Naitian(Tony) Wang en Unsplash